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Por: Lina Patricia Velasco Rodríguez.

 

Para nadie es un secreto que la historia de una mujer ha estado marcada por diversos acontecimientos a lo largo de la historia. Remontándonos a tiempos antiguos, la mujer no tenía ninguna función más que la de ser la administradora del hogar, cosa que implicaba criar a los hijos y atender a su marido; como es el caso de la prehistoria donde las familias eran matriarcales lo cual quiere decir que se organizaban entorno a la mujer, quien debía responder con todas las tareas del hogar, además de tener que ir de caza y recolectar los alimentos.

La situación de la mujer en la Edad Media no es que mejore en gran medida, por el contrario, a lo dicho anteriormente se le suma el oscurantismo de la sociedad medieval, causado por el dominio de la iglesia que catalogaba a la mujer como la causante del pecado, además de pasar a ser una propiedad más de los señores feudales en caso de ser parte de los siervos que tenían a su cargo.

Ahora, al referirnos al tercer periodo histórico iluminado por la luz de la razón, nace una esperanza de cambio para el papel desarrollado hasta ahora por la mujer pero ligada a la organización de las clases sociales. Se abrió paso a la educación de la mujer defendida por algunos humanistas, donde las más privilegiadas, por decirlo de algún modo, dentro de las clases sociales medias y bajas, recibían una educación encaminada a ser amas de casa, las cuales a la vez inspeccionaban la educación de sus hijos, además de coordinar y dirigir a sus sirvientes en el caso de las mujeres un poco más pudientes. Por otra parte, las mujeres de la nobleza y la burguesía, aprendían la doctrina cristiana, a leer y a escribir, costura y a veces música en su casa con profesores particulares o con sus madres, también en internados femeninos o en conventos.

La modernidad, que inicia aproximadamente desde 1492, trató de contrarrestar el analfabetismo por medio de la creación de universidades, academias, por el surgimiento de la imprenta y de la enciclopedia, sin embargo la mujer no era la persona más idónea para acceder a dichos avances, según le ideología de esa época.

La historia de la mujer, tendría un cambio significativo con el inicio de la Revolución Francesa e Industrial las cuales ponen fin a la Edad Moderna en el siglo XVI. Traigo a colación este hecho porque fue el periodo donde tuvo lugar la de Declaración de los Derechos Humanos de la Mujer y de la Ciudadana, más exactamente en 1791 por Olympe de Gouges, la cual logra con dicha declaración una igualdad de derechos, la participación de la mujer en diferentes campos de la vida social y el respeto a su vida e integridad como persona.

Después de haber contextualizado un poco la historia de la mujer, cabe resaltar que no pretendo abordar el tema de la igualdad de géneros, la mujer abarca muchos otros aspectos, más que el de una lucha por defender que la mujer es más capaz que el hombre a modo de reproche por tanto daño causado en el pasado; esta vez nos podemos preguntar ¿Por qué hoy sonríe la mujer a pesar de una historia tan atroz a lo largo del tiempo? ¿Cómo ha obtenido tantos logros después de estar sometida a una innegable misoginia? ¿Cómo detrás de una gran alegría hay una gran mujer? Tal vez la posibilidad de que se respeten los derechos de la mujer en su totalidad se convierta en una utopía, pero es admirable ver cómo su dignidad sigue en pie y la clave está en no dejarse derrotar, en seguir adelante a pesar de los obstáculos y de la presión social, pero lo mejor de todo es que el secreto está en su interior, en que a lo largo de su vida, ha logrado un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, lo cual se refleja en su alegría, en su ganas de luchar ante las situaciones más adversas, siendo así una esperanza de cambio basada en la solidaridad que busca encaminar sus acciones para lograr un bien común y transmitir esa sonrisa, esa felicidad que sólo a ella le sale del corazón y lograr así iluminar un mundo tan oscuro.

Como mujeres hemos demostrado ser muy prácticas y que estamos en la capacidad de asumir diversos roles y sobretodo de cumplir con ellos, por tal razón hoy somos las líderes que reflejan disciplina, entrega y organización en cada uno de los medios en los que nos movemos, a pesar del ajetreo diario, contribuyendo así al crecimiento de la sociedad a partir de pequeñas acciones recompensadas en grandes logros. Actualmente, los papeles se invierten en comparación con la antigüedad, se ha borrado la imagen oprimida de la mujer  y se ha convertido en la mejor expresión de alegría a partir de hechos como dar vida y mantener un hogar. Aunque suene fácil decirlo, nadie imagina por todo lo que ella tiene que pasar diariamente y a pesar de ello, no prioriza sus problemas, por el contrario, se dedica a brindar sonrisas y amor a su familia, padres, amigos y demás personas que la rodean; pero ¿A qué se debe esa sonrisa? Yo le doy una explicación, y es que ella no permite que lo negativo controle sus emociones y expresiones porque su espíritu está fortalecido en Dios su creador, quien le recuerda siempre que no está sola y que nada ni nadie logrará vencerla.

Muchos han sido los que han querido lastimar a una mujer, tanto física como mentalmente , hasta el punto de llegar a disfrutar verla desilusionada, perdida, desesperada y sin ganas de continuar, pero con lo que esos muchos no cuentan, es con que ella no va a sufrir siempre, por el contrario, los obstáculos le enseñan y la fortalecen, se levanta con la frente en alto y continúa, porque Dios puso en nosotras ese espíritu emprendedor, competitivo y fuerte que nos da seguridad de sonreír sin temor al dolor o al fracaso; seguramente esa sea la mejor lección para aquellos que quisieron atentar contra nuestra integridad. Es nuestra respuesta sin necesidad de agredir, porque una mujer inteligente, simplemente piensa, analiza y habla oportunamente, porque como dijo Aristóteles “El sabio no dice nunca todo lo que piensa, pero siempre piensa todo lo que dice”.1

Aunque es difícil generalizar los factores de la felicidad en una mujer, sin duda pueden esperar lo mejor de aquellas que se conocen a sí mismas, que reconocen sus fortalezas y trabajan en sus debilidades, aquellas que aman al prójimo y se aceptan tal cual son, lo que las hace menos vulnerables en una sociedad llena de prejuicios. Pero todas estas características son logradas desde su interior, gracias a un positivismo constante y a una fe que se fortalece cada día. Además, como la mujer es un conjunto en equilibrio, su trabajo interno se complementa con un poco de ejercicio, alimentación sana, lectura y estudio para la mente. Todo esto, seguramente formará una mujer en armonía con sí misma para enfrentarse al mundo, porque hay algo cierto y es lo que dice Mahatma Gandhi. “Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo” 2

Para finalizar, sólo me queda decir que tú mujer, puedes aportar lo mejor a la sociedad, obligándola así a cambiar definitivamente el concepto de mujer ligada a miles de estigmas provenientes de la antigüedad. Hemos demostrado ser sinónimo de equilibrio, evidenciado en nuestra alegría, logrando así el éxito en diferentes proyectos a pesar de los obstáculos, convirtiéndonos pues en el orgullo y felicidad de quienes nos rodean. Esa es la mujer alegre, segura y decidida a dejar atrás sus problemas y su pasado para pensar en los demás que necesitan de sus amor, compañía y sobre todo de su alegría  y sonrisa de corazón.

 

1.       Tomado de: http://citas-comunidad.com/arist%C3%B3teles.html

2.       Tomado de: http://citas-comunidad.com/mahatma%20gandhi.html

EL EQUILIBRIO DE UNA MUJER SE REFLEJA EN SU ALEGRÍA.

Este discurso fue elaborado desde el área de filosofía, cuyo tema central es "La mujer, alegría de la vida". Este se evaluará también en el área de español.

Discurso.

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